Vida y Memoria Mara Lezama, entre los compromisos y la cruel realidad


Abraham Gorostieta

Si viviera Miguel Alemán y como antes tuviera y acumulará tanto poder, en Quintana Roo ya estarían funcionando los casinos de juego. Miguel Alemán ha sido el presidente más corrupto de la historia reciente de México. El sexenio de Enrique Peña Nieto puede comparársele en algunos casos pero no, Miguel Alemán, tan celoso como lo era, no comparte el primer lugar.
Pero hay rasgos que comparten ambos personajes. Miguel Alemán fue el primer presidente civil y convirtió esa característica en la identidad de su gobierno, junto con su juventud. “Civilismo y juventud”, símbolos de su administración, pero no fue así, al finalizar su gobierno era demasiado impopular entre los mexicanos. La corrupción fue lo que lo distinguió. Miguel Alemán siempre estuvo cercano, favoreciendo y consintiendo a empresarios en negocios que infinidad de veces rebasaban los marcos legales. Creó millonarios de la nada. Se hizo de propiedades en todo México y sentó las bases de los “empresarios minotauros”: Mitad políticos, mitad empresarios, como los dibujó tantas veces Carlos Monsiváis.
El “presidente civil” como le decían a Miguel Alemán ya había echado ojo a las paradisíacas playas de Quintana Roo, pero había urgencia de desarrollar primero el puerto de Acapulco y eso le consumió todo su sexenio. El presidente Alemán sabía del poder que tenían los medios impresos y la naciente televisión mexicana y pronto se hizo accionista de éstos. El ejemplo de Alemán se reprodujo en un puñado de empresarios que siguieron al calca los pasos del llamado “cachorro de la Revolución”.

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En Quintana Roo dos personajes hicieron eco de las huellas de Alemán, quién se jactaba de decir que “para todo alcanza si hay dinero con qué comprar”, uno, el primero, es don Andrés García Lavín, un empresario yucateco que hizo una enorme fortuna como empresario de medios impresos. De corte conservador, defensor de las costumbres del poder, don Andrés fundó una decena de periódicos en la Península de Yucatán y otros estados, a la par que creaba el grupo Servicios Informativos y Publicitarios del Sureste (SIPSE), un corporativo de medios de comunicación, que muchas veces ha servido y se ha servido de los gobernantes en turno.
García Lavín, socio de personajes siniestros dentro del periodismo mexicano como Rómulo O´Farrill Silva y Rómulo O Farrill Jr., cuyos quehaceres siempre estuvieron al amparo del PRI, un ejemplo, la matanza de Tlateloco del 1968 que recientemente cumplió 50 años. Aquí el empresario O’Farril jugó un papel clave al ocultar la información, como se ha documentado en libros e investigaciones.
García Lavín también fue amigo y socio de Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre”, quien se consideraba “un soldado del PRI”. Con el apoyo del dueño de Televisa, don Andrés García Lavín desarrolló la televisión en la región Sureste.
Otro personaje que imitó a Miguel Alemán en toda su persona es Gastón Alegre López, dueño de Grupo Turquesa, considerado Maestro Emérito de la UNAM y pionero del derecho fiscal en el país.
Don Gastón sí que conoció de cerca a Miguel Alemán, pues como fundador de Ciudad Universitaria, Gastón Alegre fue testigo fiel de la corrupción del alemanismo.
Sus mejores años fueron en el sexenio de José López Portillo, un sexenio caracterizado no solo por la corrupción exacerbada sino por la impunidad de políticos y jefes policíacos como el temido Arturo Durazo, quien para mostrar su impunidad y poder, se mandó a construir una réplica del Partenón griego en las playas de Zihuatanejo.
Corrupto entre los corruptos, Arturo Durazo, el jefe policiaco de la Guerra Sucia Política en México, aquél que amenazó a don Julio Scherer con “chingarselo”, fue el gran amigo de Gastón Alegre López.
El dueño de Grupo Turquesa, Alegre López, con una mala reputación en tierras quintanarroenses, señalado varias veces en la prensa del estado por el despojo de tierras a ejidatarios, por el desalojo de dueños en varios hoteles de Tulum, realizados, según reportes periodísticos, por su hijo Luis Alegre y el actor-empresario, Roberto Palazuelos. Don Gastón también figura en la lista de contribuyentes morosos del impuesto predial de la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, en el municipio maya de Felipe Carrillo Puerto. Él es el propietario de un predio en boca Xnokene al que desde hace años, no se paga el impuesto predial. Cercano al poder, sus empresas crecieron salvajemente, juntos con sus propiedades. Cercano a Félix González Canto, don Gastón ascendió a consejero ciudadano del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de Quintana Roo, en el sexenio siguiente, el de Roberto Borge, su empresa más lucrativa, Grupo Turquesa, recibió millones de pesos vía concepto de Publicidad.
Miguel Alemán Váldes, el ejemplo a seguir de los jóvenes aspirantes a políticos y empresarios. Aquel que regaló o creó fortunas a empresarios y funcionarios. Todo su gabinete en un breve lapso de seis años, obtuvieron propiedades, casas, yates, cuentas de dinero en México y el extranjero, constructoras. Todos. Quizá por eso fue el símbolo a seguir de personajes como Gastón Alegre o Andrés García Lavín. A Miguel Alemán, don Lázaro Cárdenas dedicó estás palabras: “Pobre licenciado Alemán, rodeado de tanto indeseable. No va a saber qué hacer con tanto dinero”.

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Mara Lezama es una periodista que hizo fama en un programa de televisión “Cancún Vive”, del canal Gala TV de la ciudad de Cancún, del Grupo periodístico Sipse, filial de Televisa. A partir de ahí la carrera de Mara Lezama despegó, pues el programa era de corte de asistencia social y en él la periodista, en ese entonces conductora, hacía las veces de una especie de Laura Bozzo pero caribeña sin caer en lo bizarro, por supuesto.
Esa faceta de Mara Lezama fue un éxito y le dio grandes ganancias a la empresa de don Andrés García Lavín, pues además de los ingresos vía publicidad, el trabajo realizado por Mara servía a la televisora para “lavarle la cara” al empresario, mediante las “buenas obras” que se hacían o prometían durante el show por las fundaciones del filántropo.
Al mismo tiempo Mara Lezama fue ganado afecto entre las clases populares de Cancún. Sus dádivas, obsequios y regalos funcionaron bien para crear un personaje de carne y hueso. La propia Mara ha dicho en entrevistas que la ayuda social es uno de los temas que la definió en la vida: “porque descubrí una faceta maravillosa en la cual puedes ayudar a otros, a veces haciendo poco y otras haciendo mucho más, pero tomados de la mano podemos hacer cosas maravillosas”.
Cancún, una ciudad de migrantes, una ciudad de oportunidades, una ciudad hambrienta de héroes, una ciudad que está en la constante búsqueda de identidad y arraigo. Mara supo leer esto perfectamente e hizo su trayectoria periodística bajo estos postulados. Los temas de derechos humanos, justicia, desigualdad social e inseguridad son los que Mara Lezama ha abarcado en lo largo de su carrera profesional.
La periodista ha confesado que le ha ganado más su faceta de política que de periodista: “cuando empiezo a hacer noticieros, la gente comienza a buscarme para que la ayude, para que dé a conocer su historia y eso me acerca mucho a lo que padece esta sociedad”.
Durante quince años Mara Lezama trabajo para el empresario Gastón Alegre López, con quien hizo una buena amistad y este le abrió los micrófonos de su empresa. A través de anuncios, espectaculares y redes sociales, Grupo Turquesa anunciaba: “Mara Lezama está en Radio Turquesa, ¿tienes una denuncia que hacer? conéctate con ella y deja que te oriente y te ayude”.
Su programa “Denuncia” fue uno de los que mayores raitings ha tenido en la historia de la empresa radial. También le generó fuertes entradas de dinero vía publicidad gubernamental a la empresa de don Gastón. En su programa “Denuncia” Mara pudo ayudar a mucha gente pero la “denuncia” solo se quedaba en funcionarios menores, o problemas de carácter social o familiar y nunca con el verdadero responsable del conflicto: el gobierno.
Durante el tiempo que prestó servicios en Grupo Turquesa, los gobiernos de Félix González Canto, Paul Carrillo, Roberto Borge, Mauricio Góngora fueron sus patrocinadores.

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La ciudad de Cancún ha rebasado todos los límites de violencia, no hay un tope y las tendencias dicen que no hay manera de detenerla. La guerra entre cárteles ha dejado un Cancún sangriento. Las víctimas y asesinados se cuentan ya por centenas. El vacío de poder que hubo durante la gestión del junior Remberto Estrada, más preocupado en viajar en su yate o celebrar en fiestas con amigos que en gobernar una ciudad que se ahoga en sangre.
Mara Lezama, apoyada, arropada, impulsada por Andrés Manuel López Obrador tiene enfrente un enorme problema, su antecesor le deja la cifra de cerca de 700 muertes. A días de haber iniciado su gestión ha habido 6 homicidios. No es la injusticia social, tema que ella domina sino la corrupción que carcome los cuerpos policíacos del municipio, la penetración hasta el tuétano de la delincuencia organizada, el dominio de los cárteles en Benito Juárez.
Es la impunidad de los ediles que la anteceden quienes no gobernaron sino se enriquecieron los bolsillos a costa del ecosistema de las playas, a costa de la corrupción, a costa de la marginación de los más pobres.
Los feminicidios están a la orden del día. Amairani, una de las víctimas más visibles, una joven de 16 años que fue interceptada y conducida hasta un terreno baldío en la Región 227 de Cancún, donde al menos dos criminales abusaron de ella y la asesinaron.
En Cancún se cometen cuatro ejecuciones cada tres días.
La sociedad cancunense no se quiere acostumbrar a las ejecuciones, se resisten, la mayoría de los homicidios suceden en las regiones periféricas o asentamientos irregulares de la ciudad, pero cada vez más, son frecuentes en las céntricas avenidas y supermanzanas.
Cada semana se tienen noticias de hallazgos de restos humanos, descuartizados, de extremidades o cabezas en distintos puntos de la ciudad. Cadáveres con huellas de tortura o mutilados de formas grotescas.
Mara Lezama es la apuesta de la sociedad por un cambio. Así lo prometió y así viene Andrés Manuel López Obrador a refrendarlo.
Mara tiene poco tiempo para cumplir sus promesas, y es mejor que se apure, el tiempo pasa rápido y entre sus compromisos con destacadas figuras empresariales y su nuevos compromisos con la sociedad, puede quedar atrapada.

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