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Dibujo el silencio del pueblo: Marcelo Jimenez

La Xtabay, «femme fatale» que rompe con lo establecido
Marcelo Santos, caricaturista de la Jornada Maya, nos comparte su experiencia como artista, y nos relata su vocación se gesta desde la infancia y con el transcurrir del tiempo va encontrando su estilo, e incluso a sí mismo. El tema de la X´tabay y el pueblo son tópicos fundamentales en sus trazos.
En 1974 empezó a estudiar más en talleres de pintura, inició con el acrílico, tenía como 13 años. “Todos mis trabajos se publicaban en el periódico mural. Cuando salí de la primaria empecé con los talleres de dibujo y pintura, desde eso me familiaricé con las técnicas en diferentes materiales; trabajé con unos óleos que me regalaron, pintaba hasta con el dedo, aún no sabía la técnica, dibujaba los contornos y luego los rellenaba con óleo, así fue como empecé”, relata el artista.
Señala que a través de sus dibujos expresa lo que la mayoría del pueblo piensa y la forma en que la gente de mi comunidad dice la vida política, que a veces está lejos de lo que los poderosos piensan.

“Me gusta dibujar eso que la gente del pueblo dice; por ejemplo, lo más recurrente en mis monos es una o varias calaquitas que son las que protestan por todo lo que no les parece de los políticos, porque la calaquita les dice sus cosas a los poderosos, que siempre están representados por personajes grandes, bien alimentados. Pocas veces hago retrato, siempre es algo en torno a lo que pasa, la realidad tal cual, los políticos dominan a las mayorías por la necesidad del pueblo, los controlan con una torta y un juguito, eso es lo que represento en mi caricatura, con el propósito de darle voz a los que no pueden ser escuchados, ni atendidos porque los políticos hablan en su propio código, entre líneas, por eso muchas veces la gente no quiere participar en el ámbito político”.

Hace cinco años se inauguró aquí en Felipe Carrillo el primer festival sobre el tema de la X´tabay. Cuenta que todo comenzó con su visita a la Casa de la Cultura, y pudo observar la obra que él había dejado como préstamo para ser disfrutada por la comunidad; que en ese entonces tenía ya 15 años, así que decidió organizar una exposición colectiva que la incluyera, además de temas en torno al género. Así nació el Festival de la X´tabay que incluye danza, música, teatro y pintura.

La X’tabay está inspirada en la resistencia de la mujer originaria, en contra de los estereotipos impuestos por la Conquista y evangelización, la mujer maya rompe con los esquemas que se le imponen, al ser una mujer como cualquier otra, sexual, erótica y lo más importante: decide con qué hombre estar, es diferente a lo acostumbrado, ya que no se lo imponen. Es un elemento importante como resistencia de las mujeres originarias.

 

“Cuando llegaron los conquistadores nos hicieron creer que una mujer no vale nada si no es pura, casta, santa. Yo creo que la X´tabay representa lo contrario de lo que se impone por el sistema cristiano.”
Para el, la influencia más fuerte está en sus raíces, no importa lo universal del tema, siempre hay un indicio de sus raíces, “trato de tener una raíz profunda y viva abierta al concierto mundial; todos cabemos en este espacio, no podemos cerrarnos, hay una realidad latente, vigente y lo único que nos queda es involucrarnos, pero sin perdernos, sin ser una masa sin rostro, sino poder decir estoy entre todos, pero tengo este origen, esta cultura, esto que puedo compartir con el mundo”.
Pues dice nuestra cultura Maya está en todo su derecho de ser compartida, sobre todo ahora que se nos brinda la oportunidad de convivir con otras culturas, “se trata de una convivencia enriquecedora, pues nosotros hemos aportado mucho al mundo y también tenemos que tomar lo que nos aportan otras culturas; de lo clásico europeo hasta los valores locales, con la representación de lo local para que haya una interculturalidad, nutrirnos como artistas, para una vida más armónica y en paz”:
También nos relata la forma en la que se encontró a sí mismo en sus pinturas, como rompió sus límites, sus miedos, como encontró su esencia y comenzó a formar su propio estilo.
“En mi caso cuando gané la Bienal en 1980, una de las que integraban el jurado era Raquel Tibol, reconoció mi pintura y el que haya sido una de las críticas de arte más reconocidas, fue cuando comprendí y analice mi obra; empecé a trabajar más mi estilo. No creía ganar porque muchos de los que ganaron decían, en sus conferencias, que estaban llegando de Europa y que habían expuesto en no sé dónde; y yo aquí en mi pueblito, por eso cuando vi al día siguiente mi premio y diploma, dije: “creo que sí gane”. Porque me pudo haber pasado lo que a muchos “oiga no era usted, hubo un error”, pero vi mi premio y dije: ahora aunque se confundan no lo devuelvo. Ahí me di cuenta que podíamos participar en cualquier ámbito, que nos habíamos creído lo de la Conquista, se nos puso ese chip, ese de que somos pobres y que somos excluidos. Nos decían no puedes y nos creímos eso. Sin embargo, a partir de la premiación me di cuenta que no son extraterrestres, son gente de carne y hueso, de aquí son como yo, por lo que empecé a fortalecer mi actividad y mis propuestas”.