Ana, la niña de sexto grado

Playa del Carmen, Quintana Roo.- Llamémosla Ana, una niña de 12 años que va en sexto de primaria y que todas las mañanas sale a la escuela a las siete para llegar a tiempo. La vida de Ana transcurre de la escuela a la casa para ayudar en lo que pueda a su madre. Todos los días tienen la misma plática, necesitan un clima, el calor en Playa es insoportable. Todo el día los ventiladores están activos y los acompaña su odioso ruido. ¿Te imaginas tener un clima mamá?, le dice Ana a su madre, quien la voltea ver con una sonrisa mientras recogen la mesa.
La madre de Ana vive con un hombre con quien se junto. El amor entre ellos se dio y de manera natural se han hecho pareja. Ana tiene que compartir la casa con sus dos hermanastros, José Miguel y José Carlos, de 22 y 24 años de edad.


La madre de Ana y su esposo trabajan muy duro, la vida es dura en Quintana Roo pero siempre se le encuentra modo. Miguel y Carlos nunca están en casa, se desaparecen. Ana sigue con su vida, a las siete de la mañana a la escuela y de regreso a la casa a ayudar con lo que pueda a su madre. A Ana le gusta mucho ir a clases, dice quiere aprender todo.
La colonia Misión de las Flores es una colonia de corte popular en Playa del Carmen, lejos del glamour y los sitios fastuosos de la Quinta Avenida, o del centro. Es una de las colonias que presentan un índice de violencia que crece. Las casas unidas a otras, pequeñas, muy pequeñas. La convivencia diaria con vecinos que vienen y se van. Donde hay robos. Donde falta alumbrado público. Y en donde se pidió más el voto, candidatos y candidatas caminaron esas calles para pedir el voto de los playenses.
En la colonia Misión de las Flores la vida transcurre a otro ritmo. Desde hace meses Ana no se concentra en sus estudios. Los problemas de una niña de sexto de primaria parece que la agobian. Quizá mucha tarea, quizá falta de atención. Ana está dispersa. Ana tiene que guardar un secreto, un secreto que la consume. Todas las tardes y noches, cuando sus padres no están en casa, Ana es violada por uno de sus hermanastros.

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Su madre enloqueció cuando Ana decidió pedir auxilio. Ana, víctima. Ana, violada. Ana, no pudo más. Su madre, una mujer de 33 años de edad quería cuentas, quería destruir al culpable que desde hace meses hacia sufrir a su hija. A su pequeña que a sus 12 años no debería vivir esto. Lo enfrentó. Bebía cerveza. Carlos y Miguel también enloquecieron. Llamaron a Ana una mentirosa, negaron todas las acusaciones de la madre de Ana. Los gritos estallaban en la casa de Misión de las Flores ese seis de julio. Eran las seis de la tarde y Carlos y Miguel se vieron acorralados por la madre de Ana. E hicieron lo que podían hacer: se fueron a los golpes contra la madre de Ana que no paraba de acusarlos. Los gritos eran demasiado escandalosos. Y afirmaban una y otra vez lo hecho por uno de ellos: violador. Violador, violador, violador. Gritaba la madre de Ana mientras era golpeada por los jóvenes.
En un instante, un solo instante todo se calmó. No hubo más gritos, no hubo más golpes. Silencio.
La madre de Ana estaba en el piso, inerte. Los jóvenes también se quedaron estáticos. Sobre el rostro de la madre de Ana, un cuchillo fue clavado justo en la boca. Solo así pudieron callar las acusaciones de la madre de Ana.

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Huyeron. Tomaron las llaves del auto de la madre de Ana para huir. Se escondieron por un par de días y luego abandonaron el auto en una de las salidas de Playa del Carmen. A un costado del boulevard, a la altura del filtro policíaco I, ubicado al norte de la ciudad
El esposo de la madre de Laura fue quien descubrió el cuerpo inerte. De inmediato dio aviso a la policía, y denunció a sus hijos a quienes identificó como los posibles asesinos.
Mientras los jóvenes planeaban huir para nunca volver al destino caribeño. Una vez abandonado el automóvil se fueron a Cancún en una van de transporte foráneo, para después huir a Mérida. Adiós al pasado, adiós a las huellas, adiós a todo.
Fueron interceptados por las autoridades de esa ciudad. El trabajo de investigación realizado por las autoridades de Playa del Carmen no les permitió huir impunemente. La Fiscalía General de Yucatán ubicó el autobús donde viajaban y los detuvo. La orden de aprehensión girada en su contra surtió efecto de inmediato. Agentes de la Policía Ministerial de Quintana Roo fueron y ahora el par de jóvenes están a disposición de un juez de control. Hay demasiadas pruebas en su contra: feminicidio, violación, hurto. En esta ocasión el brazo de la justicia los alcanzó.
Pero la vida de Ana ha cambiado, para empezar, ha dejado de ir a sexto de primaria.

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