La guerra contra el plástico y popotes, una batalla para la sobrevivencia de Quintana Roo, de México y del planeta.
Cancún, Quintana Roo.- El gobernador Carlos Joaquín sabe que la nueva Ley para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos del Estado, será un hecho trascendental de su gobierno en la lucha contra el cambio climático, las formas en las que se debe de entender el problema y un camino sustentable para preservar el ecosistema que le da fuerza, impulso a Quintana Roo.
La prohibición del uso de las bolsas de plástico, de desechables como el unicel, la prohibición de popotes y contenedores de comida de polietileno extendido son parte de estos cambios en los que debe participar el gobierno de la mano con la sociedad.
Está iniciativa ya se ha hecho en distintos estados de la República, Baja California Sur es uno de ellos, en donde quedó restringido a nivel estatal la venta, facilitación y obsequio de bolsas plásticas, contenedores de poliestireno expandido y popotes de plástico. En Jalisco caminan en el mismo sentido, al igual que en la Ciudad de México, Aguascalientes, Sonora y Sinaloa.
El problema es serio y urge atención y solución inmediata. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicó en noviembre del 2017 que cada año van a dar al mar 20 millones de toneladas de plásticos, producto de la generación de basura, los rellenos sanitarios mal manejados, las actividades turísticas y la industria pesquera.
El Foro Económico Mundial estima que de no hacerse algo ya, en el año 2050 habrá más popotes que peces en el mar.
Según la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), al día se generan en México diez mil 350 toneladas de basura plástica.
La Organización Mundial de la Salud y PNUMA han declarado conjuntamente que la disrupción endocrina (uno de los efectos del plástico) es una crisis global. Un grupo internacional de 10 científicos de gran trascendencia académica han solicitado que los gobiernos declaren el plástico como residuo peligroso.
La ONU estima que el 90% de las aves marinas, ballenas, delfines, y algunas especies de tortugas han ingerido plástico incluyendo popotes. Se utilizan 500 millones de popotes cada día en el planeta. En México, según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico, calcula que un restaurante desecha cerca de 45 mil popotes al año y que una persona puede consumir aproximadamente 38 mil popotes durante su vida.
El plástico es sumamente dañino y mortal para la sobrevivencia de la especie humana y animales, para la sobrevivencia del planeta, pues al no ser biodegradables, tarda cientos de años en descomponerse en el medio ambiente. Utilizar masivamente un material tan duradero para objetos desechables es un error de consecuencias catastróficas a nivel global.
Por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud, publicó en diciembre del año pasado un estudio en donde revelan que los plásticos que entran en contacto con los alimentos envenenan a los seres humanos, pues algunos de los aditivos tóxicos del plástico, como el potente disruptor endocrino bisfenol A, contaminan la sangre de más del 90% de la población, incluidos los niños recién nacidos.