Cancún, Quintana Roo.- En México existen 33 delfinarios, de los cuales la mayoría se localizan en Quintana Roo. Son 18 instalaciones que se benefician cada día de la explotación de delfines. Rachel Carbary, Fundadora y Presidenta de Empty the Tanks explica que “los parques de entretenimiento marino ya no tienen cabida en nuestro mundo. Al mantener a los delfines y las ballenas en cautiverio durante décadas, lo mejor que hemos aprendido es que no pertenecen allí”, quien desde hace seis años lleva una intensa campaña de concientización de la vida en cautiverio de los delfines.
Con el objetivo de educar al público en general sobre lo que significa cautiverio para los cetáceos, Empty the Tanks, cuenta a los usuarios de estos parques acuáticos como es que estos animales son “trabajados” hasta que se les tome su último aliento y luego se desecharán como basura y se reemplazarán.
Una horrible vida la del espectáculo
Los delfines son mamíferos que viven en grupos sociales y nadan grandes distancias en el mar, en su hábitat. Por ello es una crueldad condenar a los delfines a vivir encerrados en una piscina. Distintos estudios publicados por Green Peace y PETA Latino documentan con estudios académicos de biólogos, veterinarios, zootecnistas, que los cetáceos no son adaptables a la vida en un estanque, ni a ser domesticados. El simple hecho de forzarlos a vivir así constituye un maltrato agravado.
Aunado a esto, se ha comprobado que los delfines en cautiverio viven en promedio 20 años menos que los delfines en libertad. El estrés al que son sometidos cuando se les obliga a actuar y realizar trucos, una de las causas.
Otra de las razones de su corta vida son las úlceras y abortos que los delfines sufren al estar en cautiverio, ya que sin tener el espacio para desplazarse y hacer ejercicio, los delfines suelen estar en depresión. En muchas ocasiones los delfines machos se pelean entre ellos hasta matarse y las hembras ahogan a las crías de sus compañeras de estanque.
A la caza del delfín
Durante décadas en México los cazadores eran quienes capturaban a los delfines para ponerlos en cautiverio. Así estados como Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Veracruz fueron grandes depredadores de este cetáceo a quienes atrapaban rodeando con lanchas a una manada de delfines y lanzaban sus redes para capturar a las crías. Los delfines machos y las madres de las crías por lo general morían en la defensa de su cría.
Los cazadores furtivos subían a la lancha a su presa para luego llevarlos a pequeños recintos cerca de la bahía para lograr así su “aclimatación”. Una vez que el pequeño crío sobrevivía al estrés de perder a su manada, era trasladado a un delfinario para iniciar con un entrenamiento para que aprenda a hacer todo tipo de malabares que van en contra de su naturaleza. Hasta que muera.
Empty the Tanks exige la liberación de todos los mamíferos marinos cautivos. “Algunos de estos animales pueden ser excelentes candidatos para ser liberados, pero los que no lo son deben retirarse a los santuarios marinos, donde pueden disfrutar el resto de sus días en agua de mar natural, sintiendo las olas del océano a su alrededor”, propone Rachel Carbary.