Témoris Grecko
En tiempos en que el presidente con su retórica es uno de los que contribuyen a crear un ambiente peligroso para los periodistas, hace falta tener cuidado al criticar a comunicadores.
Pero yo estoy en contra del «perro no come perro», de los que han hecho mucho por desprestigiar al periodismo y del cinismo.
Carlos Loret de Mola es un mentiroso, un fabricador de fake news y, ya que estamos en esto, un cómplice de violaciones a los derechos humanos.
Cuando a una persona detenida se la humilla y golpea en una simulación de arresto -revelando su identidad-, transmitido en vivo en cadena nacional por supuestos «periodistas» que conocen exactamente lo que está ocurriendo, esto es una violación de derechos humanos en la que toman parte el medio de comunicación -Televisa- y los empleados que la orquestaron.
No fueron sólo Genaro García Luna y sus policías.
Se trataba de inocentes.
Y lo peor es que abundan los indicios de que esto era una práctica cotidiana.
Mi colega Laura Barranco ha dado testimonio de que estuvo ahí, advirtió varias veces a Loret de lo que estaba pasando y él la mandó a callar.
Loret es el más aventajado entre los comunicadores de la prensa vendida que se han querido lavar la cara haciéndose pasar por los críticos perseguidos de este sexenio, y hoy sale en contra de las «fake news».
Dice que «hay que hacernos cargo de nuestros errores», «respetar el derecho de réplica» «y corregir si dimos por buena información no sustentada».
Lo de Florence Cassez e Israel Vallarta no fue dar por buena información no sustentada, ni un error cualquiera: fue destruir las vidas de varias personas utilizando el poder de la televisión nacional.
Él no tiene derecho a recurrir al argumento de la peligrosidad de México para los periodistas, a nuestros compañeros asesinados, ni a hacerse la víctima que «recibe veneno».
Pocos como él le han envenenado tanto el camino al periodismo y le han fallado con tal desmesura a la sociedad.