El dramático mensaje del gobernador Carlos Joaquín a 4 meses del Covid-19

Amigas y amigos:

Aquí y ahora, quiero ser claro y directo sobre los dos aspectos esenciales de la etapa actual.

Primero, recordemos que estamos al inicio de la reactivación económica.

Lo que hagamos hoy, va a influir en el futuro del crecimiento económico del estado.

El rumbo lo tenemos claro.

Decidimos salir a trabajar de manera gradual, ordenada y responsable.

Manteniendo en todo momento la aplicación estricta de medidas de prevención y protección sanitaria, para salvar vidas.

Los indicadores con que iniciamos las actividades económicas son positivos. Hay confianza en Quintana Roo y en los quintanarroenses.

La inversión productiva se ha reactivado y las fuentes de empleo se han reabierto poco a poco.

Los turistas están regresando. De los 550 operaciones diarias de vuelos que teníamos hace un año, con la pandemia se redujeron a 6 vuelos diarios.

Hoy, ya tenemos 150 operaciones diarias.

La industria de la construcción está nuevamente generando empleos formales.

Si actuamos con seriedad, la esperanza de hoy será la certidumbre de mañana.

En segundo lugar, hay que recordar que, desde el inicio de la emergencia sanitaria, la prioridad de todos ha sido llevar a cabo acciones y estrategias dirigidas a salvar vidas y proteger a las familias.

Todos sabemos que, en la nueva etapa de reactivación económica, el reto es convivir con el virus, reduciendo su velocidad de contagio al tiempo que incrementamos poco a poco nuestra actividad laboral

He reiterado que eso no significa que el riesgo de contagio haya disminuido.

No debemos tener una falsa sensación de seguridad.

El virus sigue entre nosotros, y es importante que nos cuidemos aún más.

Se necesita que todo mundo se mantenga firme, cuidándose y cuidando a los demás.

Con la certeza absoluta de que lo que hacemos es salvar vidas.

Alguien puede sentir la tentación de rendirse.

No puede existir esa posibilidad.

El enemigo al que estamos enfrentando es muy bueno en lo que hace. Nos ataca permanentemente.

Aunque las medidas de higiene, protección y distanciamiento social están avanzando lentamente, en las dinámicas de transmisión del virus hay un fenómeno obvio pero que a menudo se ignora.

Nos cuidamos en la calle, en el trabajo, pero nos olvidamos de hacerlo en la casa.

Es común ver gente con cubreboca en la calle, inclusive con careta; gente que toma la sana distancia en el supermercado y en su trabajo limpia su lugar.

Pero en su casa no todos hacen lo mismo, y cuando esas personas llegan al hogar, se quitan sus barreras de protección.

Hay que ver a la calle, al transporte, al trabajo y al hogar como una sola unidad.

Si una persona se arriesga, toda la familia está en riesgo.

Las pequeñas cadenas de contactos pueden extenderse y complicarse con alarmante rapidez.

Si el hijo visita a la novia, y luego toma café con un vecino, y juntos visitan a un compañero de la escuela que esta contagiado sin síntomas, y finalmente regresa y abraza a su madre y al abuelo, termina por contagiar a todos.

Los más fuertes tienen pocos u nulos síntomas; los más débiles, se enferman e incluso mueren.

Puede sonar ridículo, pero no lo es.

No es una broma ni una hipótesis.

Hoy, en nuestro estado, de cada 10 personas que lamentablemente fallecen, 8 tienen 50 años o más.

Son madres, padres, abuelas y abuelos.

Eso no pasaba en los meses del aislamiento por quedarnos en casa.

Muchos de ellos los han contagiado sus familiares jóvenes en la casa.

Los epidemiólogos lo señalan constantemente.

Los contagios tienen un efecto cadena que se expande con mucha rapidez.

A la inversa, cualquier ruptura de la cadena interrumpe la transmisión para todos los demás eslabones.

A diferencia del lavado de manos y otras medidas personales, el distanciamiento social no es un asunto de individuos sino de grupos.

Además, toma tiempo ver los resultados de estas medidas.

No es fácil comprender como una reunión familiar puede hacer fracasar un plan de gobierno y sociedad, pero lo hace.

No se puede querer engañar al virus con un corte de pelo, una trabajo escolar en equipo, comiendo en un puesto callejero, en una fila bancaria desordenada o en una compra innecesaria en el supermercado.

El virus no perdona a quien trata de engañarlo.

Les informo que nuevamente nuestro estado está teniendo un ascenso importante en el número de contagios y de manera preocupante se está reduciendo la capacidad hospitalaria.

Si no tomamos medidas para reducir drásticamente el número de contagios, muy pronto, el sistema de salud se verá rebasado.

Además, el personal médico está muy cansado.

Mucha gente no está comprendiendo su esfuerzo y dedicación.

Todos debemos estar conscientes de que los doctores, enfermeras, paramédicos, laboratoristas, camilleros y todo el personal de la salud, han estado trabajando arduamente, por varios meses, atendiendo a los pacientes y arriesgando incluso, su propia salud.

La Cruz Roja ha hecho un trabajo formidable y gigantesco en la atención y el traslado de enfermos, y ya no se dan abasto.

Mi reconocimiento y gratitud a ellos.

Lo anterior se debe, en gran medida, a que se ha relajado el cumplimiento de las medidas sanitarias y mucha gente ya no se está cuidando como debería.

El virus se puede controlar. Pero para alcanzar este objetivo, no podemos permitir que el desorden y el desinterés se apoderen de nuestros actos.

Si queremos hacer frente a la pandemia, debemos asumir el compromiso de cuidarnos y cuidar a los demás.

Desafortunadamente, no todos están actuando con responsabilidad y solidaridad.

Algunos establecimientos no están respetando la capacidad permitida en el semáforo estatal.

Algunos comerciantes no respetan las medidas de sana distancia.

Algunas personas han reactivado encuentros sociales y buscan la forma de evadir las nuevas reglas.

Algunos ciudadanos no han entendido que la nueva normalidad requiere un verdadero cambio de hábitos.

Precisamente, las colonias y lugares que registran un aumento en el número de contagios, son aquellos donde se cuidan menos.

Reitero que no estamos saliendo de la pandemia; estamos saliendo a la calle con la pandemia, porque el virus está entre nosotros.

Se los digo con claridad: si no nos cuidamos y tomamos con seriedad las medidas sanitarias, podemos perder en poco tiempo, lo que con mucho esfuerzo y sacrificio, hemos avanzado en los últimos meses.

Se los digo abiertamente: la vieja normalidad ya no existe.

Si no respetamos las medidas sanitarias y sigue creciendo el número de contagios, estamos muy cerca de regresar al semáforo rojo y volver al confinamiento.

Las medidas sanitarias no son opcionales, son obligatorias.

La nueva normalidad que estamos viviendo, implica nuevos hábitos en lo individual, en el hogar, en el transporte, en el trabajo y en los espacios públicos.

Si no tomamos medidas para reducir drásticamente el número de contagios, muy pronto, el sistema de salud se verá rebasado.

Debemos hacer cada quién la parte que nos corresponde. Y esta importante tarea, empieza en el hogar.

En caso de salir a la calle, todos debemos usar correctamente el cubrebocas, guardar sana distancia y lavarnos las manos frecuentemente.

Aprovecho para anunciar que daremos acompañamiento a los establecimientos que cumplan con las disposiciones sanitarias.

Ya echamos a andar la estrategia de “Médico en tu Chamba” en el sector de la construcción.

Para ellos, todo el apoyo.

La estrategia es de orientación y capacitación. No para inspeccionar o supervisar,

También intensificaremos la presencia de las muchachas y muchachos de las gorras amarillas, cuya labor de exhorto para usar el cubrebocas, lavarse las manos, pero sobre todo, de guardar la sana distancia, ha sido muy reconocida por la sociedad.

Habrá mayor restricción de la movilidad, aplicando más y nuevos filtros en carreteras y vialidades, en puertos y terminales de autobuses, e inclusive en los aeropuertos.

Los traslados sólo deben ser para realizar actividades que permita el semáforo estatal

Presentaremos nuevas tecnologías para dar alerta a quienes han tenido contacto con personas infectadas, y ofreciendo información estratégica por el portal de “Reactivemos Quintana Roo”.

Reiteramos que no están permitidos los eventos sociales, las fiestas, ni aquellas actividades que, por su naturaleza, concentren gente y provoquen cercanía física.

También se vigilará el cumplimiento de los protocolos de reapertura económica en los centros de trabajo de una manera más estricta.

Quienes insistan en no acatar las medidas sanitarias establecidas, serán acreedores a sanciones fuertes.

No hay cabida para la omisión, ni para la simulación.

Es necesario que se entienda que ya hay consecuencias para quien decida no acatar las medidas.

No habrá excepciones.

No permitiremos que la irresponsabilidad de unos, ponga en riesgo la salud y la vida de todos.

Es momento de que cada uno haga lo que le corresponde.

Tengan la certeza de que, así como los invito a hacer su parte, yo haré la mía.

Amigas y amigos:

Aquí y ahora, bajar la guardia conlleva ver a nuestra gente querida enfermar o morir.

Implica también, paralizar nuevamente nuestra actividad económica.

Aquí y ahora, debemos cuidarnos y cuidar a las personas que más queremos.

Para esta gran misión, no hay esfuerzo pequeño.

Los mayores cambios se generan poco a poco, pero con consistencia.

Hemos demostrado que cuando nos unimos en torno a un objetivo compartido, no hay adversidad que nos supere.

Estoy plenamente convencido que con responsabilidad volveremos a ser líderes nacionales en generación de empleos y desarrollo económico, pero con nueva manera.

Aquí y ahora, sumemos nuestras acciones con responsabilidad y conciencia, y seamos una sola voz, un solo esfuerzo, un solo colectivo, porque solo ¡juntos, saldremos adelante!

¡Muchas gracias!

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