Pisté, Yucatán.- Cualquier persona podrá visitar los rincones de Chichén Itzá, a través de sistemas de realidad virtual creados por Virtual Wonders en colaboración con INAH y el Proyecto Gran Acuífero Maya.
Después de dos años de un exhaustivo trabajo en la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, Virtual Wonders y Gran Acuífero Maya comparten con el público un pequeño avance del procesamiento de datos del escaneo de la gran urbe maya.
En colaboración con el Proyecto Gran Acuífero Maya y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, Virtual Wonders inició en 2017, el trabajo de escaneo 3D en todo el sitio. No sólo lo que se puede ver desde el exterior, sino también el interior de las estructuras, en las cuevas y cenotes dispersos alrededor del sitio.
El objetivo es desarrollar modelos en 3D, sistemas de realidad virtual, y en suma tener una visión digital única de toda la Zona Arqueológica, estos datos serán propiedad del INAH y se convertirán en valiosos archivos de consulta para futuras investigaciones en el sitio.
Como parte importante del convenio y con la misión de democratizar la exploración, Virtual Wonders también compartirá estas reproducciones digitales en una plataforma global que permita a los participantes realizar una visita virtual a través de la antigua ciudad maya.
Este trabajo utiliza escáneres láser terrestres tradicionales y fotogrametría, pero también equipo diseñado a medida, como un avión LIDAR que escanea desde el cielo y puede incluso generar escaneos 3D a través de un denso follaje, y un kayak inflable adaptado con un sonar para escanear debajo de la superficie de las cuevas inundadas. El resultado final permitirá ver el sitio completo como nunca antes, se podrá crear una copia digital para la conservación y ayudar a responder algunos de los misterios arqueológicos de esta maravillosa ciudad maya.
Los trabajos de preservación digital de la llamada ciudad de los brujos del agua son parte del proyecto Chichén Itzá Subterráneo, financiado por National Geographic Society, con el cual Guillermo de Anda y su equipo de trabajo, buscan entender mejor la historia de esta antigua ciudad maya a través de su extensa y escasamente estudiada geografía subterránea.
Debido a que son muchos los datos que se recaban durante los trabajos de escaneo en el sitio se requieren de un meticuloso proceso de la información que puede tardar meses. Sin embargo, el tiempo y esfuerzo merece la pena, ya que los resultados serán no sólo impresionantes por el nivel de detalle que presentarán, sino por la importancia que significará esta herramienta tecnológica para la investigación del sitio y de la cultura maya.
Este sistema de escaneo será adaptado y utilizado para hacer un registro fiel de la Cueva Balamkú, recientemente documentada por investigadores del Proyecto Gran Acuífero Maya.
Yucatán.- Cientos de artefactos arqueológicos fueron documentados por investigadores que accedieron a Balamkú (Dios Jaguar), el santuario subterráneo de Chichén Itzá, Yucatán, hallado hace más de 50 años, publicó El Heraldo de México.
En conferencia de prensa Guillermo de Anda, investigador de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, comentó que la cueva no ha sido saqueada y que acceder a ella fue muy difícil, pues tuvieron que introducirse por grietas de máximo 40 centímetros de circunferencia.
“En la cueva están creciendo estalagmitas lo cual nos habla de un gran estado de preservación de la cueva. Si hubiera habido una alteración se notaría de inmediato. Es un lugar magnífico, algunas de las vasijas están fragmentadas y puede ser por efecto natural o a causa de un proceso de matado ritual”, explicó.
El lugar se ubica a 24 metros de profundidad justo al este de la pirámide El Castillo o Templo de Kukulcán y aunque fue descubierto fortuitamente hace medio siglo por ejidatarios a pocos días fue cerrado con un montículo de piedras.
En 2018 al menos 14 especialistas del proyecto GAM (Gran Acuífero Maya) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lo redescubrieron; a su juicio, se trata de uno de los hallazgos más importantes para comprender la historia de Chichén Itzá, incluso más que la cueva de Balamkanché.
A la fecha los expertos han encontrado siete ofrendas con incensarios y vasijas que conservan restos carbonizados, alimentos, semillas, jade, concha y huesos que los antiguos mayas ofrendaban a sus dioses.
“Esto va a cambiar la noción que tenemos de Chichén Itzá porque nos dará respuestas muy concretas, sobre todo a cronologías cerámicas. La cueva ha sido explorada apenas en una tercera parte, lo que significa que estamos empezando y que viene el trabajo más duro”, anadió de Anda.
Debido a que Balamkú se trata de un verdadero tesoro de información, indicó que irán con mucha cautela y que recolectan el lodo porque éste también puede decir mucho.
“El acceso a la cueva está muy limitado, no hay más de cuatro personas al interior trabajando. Además el oxígeno es muy escaso y cada vez es más difícil entrar para registrar todo. Sin embargo es una gran suerte haber estado en este lugar porque significa una segunda oportunidad en la arqueología”, comentó.
Dada la gran cantidad y variedad de material cerámico que se ha documentado en las galerías no inundadas de la cueva, caso de los incensarios “tipo Tláloc” (sic) de mayor tamaño, se estima que podrían corresponder al Clásico Tardío (700-800 d.C.) y Clásico Terminal (800-1000 d.C). Los especialistas creen que el espacio fue utilizado al menos durante estos periodos.
Guillermo de Anda, también arqueólogo del proyecto GAM, precisó que la primera fase de la exploración incluye la creación de un modelo en 3D de la cueva y no se modificará en forma alguna el contexto dada la minuciosidad con que se hará el registro digital y el mapeo de todo el sistema cavernario.
Mencionó que el santuario subterráneo ha sido recorrido hasta 450 metros y la mayor parte del tiempo lo hicieron a pecho tierra.
Finalmente, dio a conocer que la cueva está siendo resguardada por el INAH en colaboración con los ejidatarios de la zona.
El financiamiento del proyecto está a cargo de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, la National Geographic Society y la Universidad Estatal de California, se indicó en un comunicado. (Fuente: El Heraldo de México)