Por Abraham Gorostieta /
Pedro Canché Noticias
Jorge Eduardo Ballesteros es ejemplo exacto del grueso de esa dicotomía tan mexicana: empresa en banca rota, pero empresario multimillonario.
El dueño de Aguakan tiene un largo historial de empresas quebradas y en banca rota pero sus finanzas personales nunca menguan. El gobierno desde la época de Carlos Salinas lo ha rescatado una y otra vez. Luego Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Aguakan, empresa de la que es propietario en Quintana Roo está endeudada a pesar de que cada año incrementa sus ingresos. Así mientras sus empresas dan lástima, su billetera da mucho gusto, pues el señor Ballesteros es asiduo invitado a las fiestas y reuniones de los hombres de negocios en México.
La familia Ballesteros Franco siempre ha estado en el ojo del huracán, pues se han beneficiado de los recursos de los contribuyentes, merced a sus “contactos” y “negocios” con los poderosos en turno.
Crescencio Ballesteros, patriarca de la familia y quien creó la empresa Grupo Mexicano de Desarrollo en 1959 con apoyo del gobierno de Adolfo López Mateos. En 1968 adquirió acciones de Mexicana de Aviación que estaba en suspensión de pagos. La compañía logra cerrar en 1970 con utilidades y un total de 1.28 millones de pasajeros transportados. Sin embargo, en 1982 la mala administración de la empresa la lleva a la ruina y Crescencio Ballesteros se ve “obligado” a vender la aerolínea. Amigo cercano de Miguel de la Madrid, Ballesteros vende al Gobierno el 54% de Mexicana de Aviación sin avisarle a los otros accionistas de Estados Unidos con lo cual los defraudó pero no había problema, contaba con la amistad del señor Presidente.
Tres años antes, en 1979 se cayeron los edificios que habían sido construidos por la empresa de Ballesteros durante el sismo en la Ciudad de México en ese año. El diagnostico que dieron los expertos fue que al hacer la construcción se hizo mal y se utilizaron materiales baratos. Así comenzó a hacerse fama el Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD) la empresa constructora de la familia Ballesteros.
Consentido del Sistema
Uno de los mecenas y protectores de Jorge Ballesteros fue Salinas de Gortari, quien le otorgó la concesión de la construcción y operación de la Autopista del Sol que va de la Ciudad de México a Acapulco, en 1989, una de las carreteras más caras de América Lantina.
No sólo ese negocio hizo el empresario en Acapulco, Guerrero, su constructora Grupo Mexicano de Desarrollo construyó en la exclusiva zona de Punta Diamante las calles, banquetas y drenaje de esa parte de la ciudad, incluso anunció pomposamente, el haber invertido 1 billón 700 mil millones en la obra, que resultó defectuosa pues al poco tiempo de ser inaugurada se inundó y vino abajo cuando el huracán “Manuel” apenas la tocó.
En el medio de las constructoras se conoce a la empresa GMD como una de las consentidas en el sexenio zedillista. A pesar de que la familia Ballesteros siempre lo negó, en 1995 se supo la verdad: los Ballesteros y sus empresas, fueron de los más favorecidos por las operaciones del Fobaproa, incluyendo el rescate carretero, con cerca de 30 por ciento de los recursos públicos destinados a tal fin.
No sólo eso, en el sexenio de Ernesto Zedillo, los Ballesteros fueron beneficiados también con la política de salvamento en la emisión de un eurobono y como deudores individuales de la banca. En total, el gobierno zedillista les salvó 10 mil 700 millones de pesos. Los claros beneficiarios fueron: Jorge, José Luis y Carlos Ballesteros Franco.
Hace tres años, la familia Ballesteros entró en el programa fiscal “Ponte al corriente” y con el pago de 163.1 millones de pesos liquidaron los créditos fiscales que adeudaban desde hace 15 años. Con está acción del descuento del 80 por ciento a las empresas de los Ballesteros se libraron de pagar 653 millones de pesos.
En el año de 2002, la bancada del PRD dio a conocer una lista de los beneficiarios del Fobaproa. En la lista aparecían las empresas de GMD, la empresa de Ballesteros Franco. En marzo de 2016, la deuda de México respecto de los pagarés del Fobaproa y del FARAC se elevaba a 1 billón 62 mil millones de pesos: 877 mil millones en el primer caso y 185 mil millones de pesos en el segundo.
Fraudes en todas partes del mundo
La familia Ballesteros no sólo ha hecho de las suyas en México sino que su fama de fraudulentos es conocida en Estados Unidos. En 1999, José Luis Ballesteros, hermano de Jorge, siendo miembro de la empresa química Nalco Chemical Company informó a sus hermanos que las acciones de la empresa estaban en venta. La familia Ballesteros comenzó con la compra de acciones a través de una cuenta suiza propiedad del fideicomiso familiar.
Pero la Comisión de Valores y Cambios de Estados Unidos descubrieron que la compra violaba las leyes de valores de este país “al realizar acciones masivas y altamente lucrativas”. Fue así que dicha comisión acusó de fraude al empresario mexicano Jorge Eduardo Ballesteros Franco, presidente del Grupo Mexicano de Desarrollo, así como a familiares y socios, por beneficiarse ilícitamente de información privilegiada, que les proporcionó ganancias por 3.7 millones de dólares.
La familia Ballesteros compraron 263 mil 329 acciones de Nalco a un costo de 9.8 millones de dólares usando múltiples fideicomisos en cuentas de bancos de ultramar con nombres fachada y fidecomisionarios en la isla de Jersey, así como a través de cuatro corredurías y cuentas en Estados Unidos y Suiza, logrando ganancias por 3.8 millones de dólares.
El fraude fue cometido
En 2001 Jorge Eduardo Ballesteros Franco fue procesado en Estados Unidos por utilizar “múltiples fideicomisos offshore a nombre de personas ajenas a la familia Ballesteros” en una operación de fraude financiero. Desde entonces, el empresario no puede hacer negocios en Estados Unidos ni pisar aquel país. Diez años después es acusado nuevamente de fraude por el fiscal de Distrito Sur de Nueva York. Quince de sus familiares también están acusados.
No es la primera vez que Jorge y su familia es acusado de ser beneficiarios de las privatizaciones, los rescates carreteros y bancarios, y de triangular recursos mediante compañías fantasma en las Bahamas.
En 2013 nuevamente el apellido Ballesteros fue motivo de escándalo. Los 11.5 millones de documentos internos del despacho panameño Mossack Fonseca en paraísos fiscales que obtuvo el periódico alemán Süddeutsche Zeitung reveló como miembros de la familia Ballesteros, Carlos Mauricio y Josefina, son los beneficiarios finales de Caribou Bahamas GP y Aramis Bahamas GP, dos empresas fantasma incorporadas en Bahamas el 29 de mayo de 2015 con la finalidad de “ser socios de una empresa canadiense”. Ambos señalaron como origen de los fondos: “herencia”.
Dicha herencia es el producto de la privatización del sector carretero hecha por Carlos Salinas de Gortari en 1989 y que posteriormente obtuvieron cantidades millonarias de los planes de rescate de las carreteras y del sector bancario delineados por la administración de Ernesto Zedillo, debido a los cuales el contribuyente mexicano, en 2016, sigue endeudado por 1 billón 62 mil millones de pesos.
Ambos son hermanos de Jorge Eduardo Ballesteros Franco, cofundador y actual presidente de GMD, así como accionistas e integrantes del consejo de administración de la empresa familiar.
Aguakan, la joya de la corona
Es así la vida y trayectoria de esta singular familia de “empresarios” mexicanos, el poderoso grupo GMD de los Ballesteros, lo mismo construye carreteras, maneja el 28% de los minerales del país y 7% de la energía que se produce con carbón que surte a través de sus puertos. No solo ello, la industria cementera está dentro de su cartera de negocios y empresas. Incluso, el servicio de agua es parte del consorcio, pues su empresa Aguakan, declarada en números rojos cada año, surte de agua a los municipios de Benito Juárez, Isla Mujeres y Solidaridad.
Fue el contubernio de Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo, Mauricio Góngora, exedil de Solidaridad, ambos en proceso penal por fraude, desaparición y desvío de recursos públicos, Paul Carrillode Cáceres, entonces edil de Benito Juárez y Agapito Magaña Salazar, exadil de Isla Mujeres los que le abrieron la puerta a Jorge Eduardo Ballesteros para que con la venia del gobierno, pudiera extorsionar a los quintanarroenses del norte con la empresa Aguakan.
Fue tal el grado de complicidad, que Borge ordenó a los cabildos de los tres municipios la autorización de que Aguakán opere el suministro de agua potable y alcantarillado hasta el año 2053, dando con ello un golpe de muerte a la dependencia estatal Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA).
En 2017, Aguakan está declarada en banca rota, ahogada por las deudas a pesar de que sus ingresos netos aumentan cada año. Aguakan atiende a 1.6 millones de habitantes y a 3 millones de turistas. Sin embargo, presenta cientos de quejas al mes de cobros injustos, mal servicio y cierre de tomas sin previo aviso. Mensualmente, Aguakan cobra el servicio a más de 237 mil hogares en el norte de Quintana Roo. A pesar de ello, la empresa está en banca rota.
Pero Jorge Eduardo ya prepara heredar su poder en su hijo Jorge Ballesteros Zavala, de 38 años de edad, ingeniero civil de la Iberoamericana y con una maestría en la Universidad de Stanford. Ballesteros Zavala es director de una empresa filial en Quintana Roo, GMD Resorts, que tiene proyectos de desarrollo turístico en Cancún, Isla Mujeres y Acapulco en donde destaca el hotel boutique Banyan Tree Cabo Marqués.
La empresa se ha diversificado y opera en los puertos de México para GBM de Diego Ramos González de Castilla y Techint una terminal en Lázaro Cárdenas, por donde llega el 28% de los minerales al país, entre ellos el carbón que utiliza CFE.
En carreteras maneja la concesión de la autopista La Venta-Punta y un paquete de conservación de 734 kilómetros de vías en Veracruz. También GMD fabrica y monta estructuras de acero que a su vez utilizan otras constructoras. Una de sus últimas obras fue el Aeropuerto de Palenque con un valor de más de 540 millones de pesos.
Para continuar con la tradición familiar, padre e hijo fueron demandados por fraude por la empresa Obras y Proyectos del Pacífico, S.A. en abril de 2013.
Los Ballesteros, una familia que ni Orson Wells podría retratar en su gran obra, El ciudadano Kane.