Chetumal.- En el caso del ataque a balazos hacia el periodista Rubén Vizcaíno se exige una investigación completa, porque estamos ante una agresión con todos los ingredientes de atentado a la libertad de expresión.
Afirmó Javier Chávez Ataxca, líder moral de los periodistas del sur y defensor de la libertad de expresión, quién agregó que se ha padecido la ejecución de compañeros periodistas en Felipe Carrillo Puerto, Playa del Carmen y Cancún, y hoy no tomamos a la ligera un ataque dirigido a la vivienda de Rubén Vizcaíno, aprovechando la madrugada y la oscuridad de la noche.
El gremio está muy preocupado por este ataque a Rubén Vizcaíno, quien cuenta con nuestra solidaridad para emprender las acciones que indique. Por lo pronto ha reaccionado con la obligada seriedad, presentando las denuncias y aguardando las acciones de la Fiscalía General del Estado.
El atentado ha don Rubén Vizcaíno ha sido un ataque criminal y cobarde contra un periodista de línea dura, siempre amparado en un rigor periodístico magistral y que por ello ha acumulado reconocimiento social y mucho respeto, aunque no deja de ser incómodo para muchos hombres del Poder.
Don Rubén Vizcaíno señaló:
«el pasado miércoles 13 de marzo fui víctima de un atentado criminal, a balazos, del cual y por fortuna salí indemne.
La relatoría de los hechos es la siguiente: la madrugada del día señalado, mientras dormía en mi recámara, me despertaron varias detonaciones de arma de fuego. Debo admitir que no les di la importancia debida y seguí descansando.
A la mañana siguiente, recibí llamadas y mensajes de diversos amigos y vecinos preguntando por el incidente.
Fue hasta la tarde del jueves 14 de marzo, al subir al tercer nivel de mi casa que encontré la evidencia del atentado: cristales tapizando la escalera y un bloque de vidrio del tragaluz perforado por un disparo.
La revisión del muro lateral exterior muestra el impacto de al menos dos disparos adicionales al ya referido. De acuerdo a la opinión de expertos en armas, las balas usadas son expansivas, diseñadas para causar el mayor daño posible.
El orificio de entrada es pequeño y definido, en tanto que el de salida es mucho mayor, debido a que el proyectil se fragmenta al tocar su objetivo.
Ante la falta de un organismo local para atender este tipo de situaciones, el viernes 15 de marzo acudí ante el Sub Secretario de Gobierno del Estado, Elías Antonio Prado Laguardia, habilitado como enlace de la instancia federal de atentados contra la libertad de expresión, dependiente de la Secretaría de Gobernación Federal.
Este funcionario me atendió y canalizó mi queja ante la instancia federal señalada, la cual, a través primero del Director de Recepción de Casos y Atención de Acuerdos de la Junta de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Alejandro López Herrera, escucho mi relato y dispuso que el mismo fuera atendido, de manera prioritaria, por la Agente del Ministerio Público Anabel Cárdenas Castañeda, de la Fiscalía Especial de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión.
En esa instancia se me recomendó acudir a la Fiscalía del Estado a presentar la querella, con el fin de acelerar los peritajes necesarios. Así lo hice la mañana del sábado 16 de marzo a las 7:00 am. Luego de lograr despertar a la agente del ministerio público, esta me indicó que únicamente procedía iniciar un expediente por “daños” y que para hacerlo requería presentar primero dos copias certificadas del título de propiedad de mi vivienda, así como de un recibo de luz, agua o teléfono, además de los originales para cotejarlos. Solo le faltó pedir mi acta de primera comunión.
Ni que decir de la calificación del presunto delito. Definir un atentado a balazos como “daños”, equivale a levantarle una infracción de tránsito a un sicario por intentar atropellar a balazos a su víctima. De todo esto informe al organismo federal que me atiende, en el cual encontré la comprensión y respeto inexistente en el ámbito estatal.
No tengo elementos para señalar a presuntos responsables. No es, tampoco, mi intención hacerlo de manera irresponsable. Sé y reconozco que el mío no es un caso aislado. Basta para ello recordar el incendio provocado en el bar de Pedro Flota Alcocer y el posterior ataque a balazos en su domicilio.
¿Miedo?, me preguntan y respondo que ¡desde luego!, solo quienes padecen un tipo de enfermedad mental especifica no lo sienten. No obstante, la vida me enseñó que valor no es la carencia de miedo, sino sobreponerse a él y seguir haciendo lo que debes y sabes hacer. En mi caso, ejercer el oficio de reportero.