Nicolás Lizama Cornelio
Ahora entiendo por qué Mauricio Vila, gobernador del vecino Yucatán, está catalogado como el más chinguetas de entre sus colegas.
Veo un post en donde aparece con su otra “costilla”, par de cervezas de por medio, con el mensaje: “después de una larga gira por el interior del estado, bien me la merezco…”
Nada “perico”, tiene el tino de aclarar …”Nada con exceso, todo con medida”.
¿Cuántos políticos de ese nivel se atreverían a meter la puntita del pie en esas arenas movedizas sin que los cibernautas, inmisericordes, los pongan como palo de gallinero?
Mínimo, bajita la mano, los tachan de frívolos y borrachos.
En serio, hay que derrochar carisma para darse esos lujos que no conceden ni el poder ni las carretadas de dinero.